lunes, 9 de septiembre de 2013

El primer día en casa

22 de diciembre de 2012... y finalmente te llevaba en mis brazos camino a tu casa... En el hospital te envolvieron como un tabaquito y allí ibas en mis brazos, rumbo a casita en compañía de tu papi y tu abuelita Esperanza... los tres tan emocionados!!!


Así te veías al llegar a casa, yo no podía parar de observarte, tan bonita, tan perfecta y con un hermoso color de cabello que jamás pude haber imaginado! Después tu abuelito Caco nos contó que tu tatarabuelo tenía el cabello así y meses después descubrí que tu tía abuela (hermana de Caco) también es pelirroja... pero me desvié, así te veías, hermosa, tranquila, en paz... y en tu casa!


El primer vestido que utilizaste te lo regaló tu abuelita Esperanza, días antes del parto fuimos juntas a comprarlo, ella quería ver a una princesa en ese trajecito y así te veías:


Quieres saber cuan pequeñita eras? Mírate en los brazos de tu papi, parecías una muñequita.


Ya en la tarde, nos pusimos un poco más cómodas, aprendiendo tú y yo el arte de la lactancia, una de las mejores y más lindas experiencias para mí...


Los primeros días fueron como un sueño, yo aún estaba algo incómoda por la cesárea, con los pechos adoloridos porque empezaba a bajar la leche, con los pies aún muy inflamados, con unas ojeras que me llegaban hasta las rodillas :-), con sueño permanente por despertarme en la noche cada 2 o 3 horas... uff!! la adaptación fue intensa, pero siempre con una alegría muy grande en mi corazón cada vez que veía tu carita...

La abuelita Esperanza nos acompañó todos esos días, desde una semana antes de que llegaras nos ayudó a terminar todos los preparativos y me consintió mucho también (yo aprovechándome, porque de ahí en adelante, seguro que la consentida ibas a ser tú). Algo que recuerdo mucho de esas primeras semanas es la mamitis que me dio... Parece que por primera vez comprendí cómo es el amor de mamá y como mi mami me ha amado (aún escribiendo éstas líneas se me vuelven a llenar los ojos de lágrimas)... mi siempre incondicional madre, te amo!

Puedo resumir tu llegada a casa como el inicio de otra vida! Todo lo que era, lo que hacía o dejaba de hacer quedó atrás, ahora estabas tú allí y te convertiste en el centro de nuestra vida, en el impulso de cada día, en la alegría que inundaba nuestro corazón... en la bendición más grande que Dios nos ha dado!!

Te ama, mamá

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